junio 11, 2025
Como parte de un programa piloto de optimización médica con Central Health, dos residentes de Austin se propusieron perder más que solo peso: también querían recuperar sus vidas.
AUSTIN, Texas—En marzo, Stephen entró a su H-E-B local en el este de Austin con una sonrisa en el rostro.
Comprar comida no siempre había sido fácil.
Pero ya llevaba poco más de tres meses inscrito en un programa médico especializado de pérdida de peso con Central Health llamado “Choose to Lose”, y había bajado un total de 12 libras. Para este punto, la ropa le quedaba un poco más floja. ¿Y tal vez su mente estaba un poco más clara también?
“Todos estos colores tan bonitos,” dijo, señalando una variedad de naranjas, manzanas y piñas en el pasillo de frutas, “queremos ponerlos en nuestra comida.”
Hace diez años, Stephen había bajado de 420 a 240 libras, con disciplina y cambiando malos hábitos. Pero los viejos patrones regresaron, y con ellos, el peso.
Ahora con 337 libras, gran parte de su esfuerzo se había perdido.
“Comer… es un juego de ajedrez mental,” dijo el hombre de 49 años.

Un total de 26 pacientes de distintas partes del Condado de Travis comenzaron su camino hacia una vida más saludable con el programa piloto de optimización médica de Central Health en enero. Los participantes, mujeres y hombres, representaban una muestra diversa de la población de pacientes de Central Health. Y había razones claras por las cuales este programa era necesario. El Informe Demográfico 2024 de Central Health mostró que las enfermedades cardiovasculares (ECV) y la presión arterial alta (hipertensión) son dos de las condiciones crónicas más comunes entre personas de bajos ingresos en el condado. Y la diabetes no se queda atrás.
Cuando comenzó el programa, los niveles de azúcar promedio en la sangre de Stephen (conocido como hemoglobina A1c) estaban peligrosamente altos, lo cual generó preocupación. Como diabético tipo 2, sabía que habría consecuencias si no lo controlaba.
“Mis metas de salud con el programa son, obviamente, empezar a aprender a comer más saludable,” dijo.
Un programa médico de pérdida de peso diseñado para los residentes del Condado de Travis
Central Health creó el programa piloto de optimización médica para tratar y prevenir condiciones crónicas relacionadas con la obesidad. Para calificar, los participantes debían tener un índice de masa corporal (IMC) mayor de 30, o mayor de 27 si ya tenían una enfermedad relacionada con la obesidad, como la diabetes.
Los sistemas de salud pueden lograr estos objetivos con distintas estrategias, desde el manejo de enfermedades crónicas con atención médica y especializada, hasta mejorar resultados con manejo farmacéutico, medicamentos, planes de nutrición personalizados y apoyo para problemas de salud mental.
“Esta es una oportunidad para hacer un cambio de vida, recibir tratamiento, bajar de peso y también mejorar algunas condiciones relacionadas,” dijo la Dra. MiLinda Zabramba, directora médica asociada de Central Health y fundadora del programa.

Las clases del programa se llevaron a cabo en la Clínica de Especialidades de Capital Plaza. Ahí, los pacientes aprendieron que el peso puede impactar directamente la salud, especialmente del corazón.
La enfermedad cardiovascular es la causa principal de muerte en Estados Unidos. Puede causar ataques cardíacos, derrames cerebrales, insuficiencia cardiaca y otros problemas graves. Según el Informe Demográfico 2024, en 2023 hubo 26,783 personas con cobertura médica de Central Health (MAP o MAP Basic) diagnosticadas con ECV. Unas 22,653 tenían hipertensión, y aproximadamente 13,600 fueron evaluadas por diabetes tipo 2. La conclusión era clara: la salud empieza con actividad física regular y una alimentación saludable.
Cada clase fue dirigida por personal médico de Central Health—médicos, nutriólogas y trabajadoras sociales clínicas—y durante los cuatro meses del programa, se monitoreó el avance de los participantes. Todas las personas inscritas recibieron manejo médico, consejería de salud mental, consultas con farmacia y planificación nutricional.
“Las enfermedades crónicas son caras,” dijo la Dra. Zabramba. “Si no se controlan a tiempo, pueden traer complicaciones a futuro.”
Después de siete clases, los estudiantes se graduaron oficialmente el 16 de abril, completando la primera fase del programa. La siguiente fase incluye seguimiento con personal médico durante el resto del año.

“Queremos crear un ambiente que incorpore los logros del pasado y nuevas habilidades,” dijo Cheryl Njapau, trabajadora social clínica y terapeuta en salud mental que trabajó de cerca con los pacientes. “No queremos crear un ambiente restrictivo que lleve al fracaso.”
Un cambio de ritmo para una madre del Condado de Travis
María ha pasado gran parte de su vida cuidando a sus tres hijos como ama de casa en el norte de Austin. Originaria de México, tiene 48 años y creció en San Luis Potosí, una ciudad minera famosa por sus enchiladas potosinas—tortillas en salsa de chile rellenas de queso de cabra.
Comenzó el programa con hipertensión y una reciente visita al hospital que la asustó. Su inclusión llegó en buen momento: dijo que no quería perder la oportunidad de mejorar su salud. “Esto es para mí, para mí misma,” dijo (nuestra entrevista fue con intérprete).
Cuando su presión arterial se salió de control a finales del año pasado, sintió que era hora de hacer un cambio. Su especialista la refirió al programa de optimización médica.
“No tenía una meta específica al iniciar,” dijo. “Solo quería bajar algo de peso, estar más sana y sentirme bien, y sentirme más bonita. Pero al ir avanzando, sentí que esto me cayó del cielo. Dios tuvo algo que ver y me lo puso en el camino.”
Con medicamento, su presión empezó a bajar. Para la sexta semana, su doctor le dijo que ya podía dejar de tomarlo.
“Ha estado bien,” dijo.

Formando hábitos en la optimización médica
Desde el primer día del programa, se les entregó un cuaderno blanco con hojas educativas y ejercicios para reflexionar, y se les pidió registrar su avance. Durante las 14 semanas, ese material fue la chispa para construir nuevos hábitos.
Stephen, exgerente de proyectos que ahora estudia fisioterapia en Austin Community College, estuvo rastreando su A1-C desde el inicio.
Para marzo, dijo que su hemoglobina A1C había bajado de 10.1 a 7, una reducción de casi 100 miligramos por decilitro (mg/dl). Para llegar al “nivel verde”—más saludable—quería bajarlo a 5 o 6. Lo que ayudó fue el uso de Ozempic, un medicamento antidiabético para reducir riesgos a largo plazo.
“No queremos crear un ambiente restrictivo que lleve al fracaso.”
“El azúcar alta no siempre es mala, pero sí puede afectar tu cuerpo con el tiempo,” dijo la Dra. Zabramba. “Puede causar deshidratación, afectar los riñones y aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas o vasculares, así que bajarla ayuda mucho.”
Una clase se gradúa del programa
La última clase del programa comenzó con una cara conocida y un ejercicio familiar.
“Queremos encontrar nuestro centro,” dijo Njapau, terapeuta del programa.
Una respiración profunda. Otra más.
Era un ejercicio común. Y al cerrar con respiración, les recordó a todos el significado de esos cuatro meses.
“La respiración responde a la pregunta: ‘¿Por qué estoy haciendo esto?’” dijo. “Y la respiración final marca el cierre de esa etapa.”
Stephen tomó muy en serio esa lección. Vestido con traje azul y moño rojo, cerró los ojos desde la primera fila del salón, e imaginó el mundo más ligero que quería vivir.

“Lo más importante del programa fue lo mental,” dijo.
A unos pasos estaba María. Con blusa verde brillante y jeans—su hijo Alexander a un lado—también sonreía.
“Lo más bonito para mí es que me he sentido bien apoyada,” dijo.
Ambos fueron de los mayores casos de éxito en las 14 semanas.
Stephen cumplió 50 años durante el programa, justo cuando su cuerpo estaba cambiando y sus hábitos se estaban renovando. Perdió un total de 15 libras y llegó a 323. Pero lo más importante fue su nueva forma de ver la comida.
“Trabajando con Cheryl, aprendí a controlar la ansiedad,” dijo. “Y que está bien no ser perfecto.”
María, por su parte, estaba en mucho mejor estado con su hipertensión. Central Health le dio seguimiento en tres ocasiones durante el programa, y en cada una, su presión estaba mejor.
“Desde que empecé esto,” dijo, “me empecé a sentir como antes. Decidí dejar de tomar el medicamento. Y como voy seguido a revisión, he visto que mi presión está normal.”
“Lo más importante del programa fue lo mental.”
Cambiar por completo en solo cuatro meses es difícil. Muchos vivieron altibajos.
Pero para Stephen, el proceso le trajo paz.
“Quería arreglarme por los problemas de movilidad que tuve,” dijo. “Toda la inactividad, el COVID, subir 20 libras, bajarlas y volverlas a subir. Quería entender cómo podía arreglarme.”
María, por su parte, encontró una comunidad. Y cree que los cambios apenas comienzan.
“Sé que no ha pasado tanto tiempo,” dijo, “pero voy a seguir adelante. Van a venir muchos más cambios.”